Mi afición por recoger piedras en mis paseos por la playa se ha convertido en un pequeño problema de logística. Están en tarros de cristal, como sujetapapeles,sobre libros sin más,...

Admito que esta idea se me ha pasado alguna vez por la cabeza, en un pequeño espacio que tengo en la entrada. No tenía claro qué poner sobre las piedras, me apetecía una planta, pero tenemos un  radiador en esa pared y seguro que el calor acabaría con ella.

Los zapatos de la primera foto están hechos a mano. Una muestra más de las mil y una posibilidades que tenemos para hacer cosas con nuestras manos. Lo que nos falta es un poquillo de tiempo.

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