La alegre Tolix en azul celeste junto con su prima en blanco acompañadas de unas cuantas Eames en blanco también, muy refinadas con las patas de aluminio.



Los años van pasando, y se notan, mirad si no las patitas de gallo de las Tolix, y a algunas que ya no están, se les recuerda en retratos colgados de las paredes, como nuestra querida silla Luis XV.


Otras son tan aplicadas que no dejan de estudiar ni para reunirse un ratillo con las amigas.


Y hay algunas que una vez que encuentran su sitio resulta muy difícil hacerlas salir, se vuelven muy perezosas y prefieren quedarse escuchando música.




Buen día,

Yolanda

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